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Letras: Mundo feliz

Mundo feliz


JULIA VOLONTÉ

Era uno de los conejitos de Cortázar que decidió vivir en el mundo globalizado. Pero no le iba muy bien. Trabajaba en una empresa donde el jefe lo tenía de pichi. Le daba muchísimo trabajo y nunca estaba conforme con lo que hacía. No colmaba sus expectativas. Y no sólo eso también se lo hacía saber de la peor manera. Diciéndole que era el último orejón del tarro de la empresa. Era el clip del sistema que sostiene las hojas pero lo importante está en el papel. “Lo que se ve está allí y no en el clip”, le dijo un día. Haber salido de esa habitación donde los tenía el dueño que los vomitaba no había sido tan buena idea. El mundo lo tenía relegado. Hasta dios se dormía con sus ruegos y no lo escuchaba. No estaba encerrado, había pensado cuando saltó al mundo. ¿Pero qué es estar encerrado?, se preguntaba ahora. La libertad del mundo globalizado era también un encierro. El de un trabajo donde no era feliz, con un jefe que lo basureaba. Ahí era cuando extrañaba el placard de su dueño y sus compañeros. Un día decidió volver, tirar esa vida miserable al diablo y volver al placard. Pero por más que intentó e intentó nunca pudo reconocer el camino del retorno. Y fue así que quedó atrapado entre el mundo y el regreso como un laberinto sin salida que se muerde la cola. SDA

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