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Danzas: Marcela Catania


De rojo, tablaos y cantes

Fotografías: Eliana Borbalás y Javier Bou

Filmación: Eduardo Campanello

Agradecemos los invaluables aportes de Marcela Catania para elaborar esta nota



“Hace falta imaginar, experimentar cosas y cambiar algo. Hace falta arriesgarse. Yo ya sabía de antemano lo que iba a pasar, claro. Es que los puristas no experimentan nada de nada. Si se queda uno solo con los puristas nos quedaríamos siempre en el mismo sitio. Están metidos en un círculo del que no se salen, y yo creo que hay que salirse un poco, ¿no? Experimentar”.

Camarón de la Isla

Cantaor de flamenco



Si pudiésemos identificar un color con el flamenco, sería indudablemente el rojo. Pasión, fuego, vida. Danza andaluza que integra baile, cante y guitarra. La relación de sus elementos configura un cóctel de intensidad, a lo que se puede agregar instrumentos como el cajón flamenco, la flauta traversa, el violín o el bajo, entre otros.


El flamenco es el resultado de un mestizaje cultural árabe, judío y cristiano. En el 2010 fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y hoy en día se baila alrededor del mundo. La danza en sí combina movimientos de brazos, manos, zapateo y golpes de cabeza. El cante se basa más que nada en profundos lamentos y la guitarra con una complejidad única de rasgueos.


Ver a Marcela Catania bailar flamenco nos eriza la piel. Nos transporta a mundos tal vez desconocidos. Nos permite darle un espectáculo visual a nuestros ojos, dejarnos llevar por los movimientos precisos, escuchar la fuerza del taco en el tablao y escudriñar en el universo del arte jondo.


Marcela Catania baila flamenco con la técnica pero también con el alma. Con claras influencias de la escuela de Madrid (donde surgieron Antonio Gades y Manolete, entre otros), su estilo es libre y artesanal, preparado para brillar en los escenarios. A su vez tiene la espectacularidad del ballroom y sus poses estáticas finales como si fuesen la fotografía final nos dejan sin aliento. Su paso por el baile de salsa, como también la danza contemporánea, ha ido moldeando su propio estilo, característico de un verdadero artista.


Las tres etapas de su formación dan cuenta de su claro compromiso ante el público y de su profesionalidad. Nada ha dejado al azar en el momento de ofrecer el show.


La primera etapa, la de su formación inicial, fue en Argentina, donde nació. En la provincia de Mendoza estudió el profesorado de danzas españolas y folclóricas argentinas en la academia “Arte y tradiciones” bajo la dirección de Viviana Gazzo, desde los años 1992 hasta 2005. Siguió perfeccionándose hasta 2010 en el estudio “La herrería flamenca” junto a Pablo Garay, a quien acompañó en tablaos, teatros y en el dictado de clases.


Entre 2005 y 2007 también estudió ritmos de salsa estilo Los Ángeles con Gastón Carrizo y Noelia Duarte, con quienes participó en congresos de salsa como “Mendoza Mambo” y “Rosario salsa”. En 2006 participó de los festejos de Vendimia como bailarina de folclore; y en 2008 en “Noche flamenca” del ciclo “Parque en Vendimia”.


En 2009 en Buenos Aires bailó tablao en el café notable “Los 36 billares” en la Bienal de Flamenco de Buenos Aires y en el festival “Mendoza Flamenca”.


Participó en cursos y talleres dictados por importantes artistas como Carito Echegaray, Claudio Arias, Laura Mancella, Fabiana Pouso, Hugo Álvarez o “La Maru”, entre otros exponentes de la danza argentina.




Su segunda etapa es la de su especialización como artista. En 2010 viajó a España para formarse con bailaores y coreógrafos como Miguel Cañas, “La China”, María Juncal, Concha Jareño, Carmen y Ana de Utrera en el centro de arte flamenco y danzas “Amor de Dios”.


Su tercera etapa de gira llegó en 2011 cuando viajó a EEUU para seguir formándose con Jesús Muñoz y para dictar clases en el “Estudio flamenco Dallas” bajo la dirección de Delilah Buitrón. Participó en el “Dallas flamenco festival”, en el “Holiday gala 2011” 3º aniversario, como bailaora y como coreógrafa flamenca para “Dance Planet” presentado por “Dance council of North Texas”. Fue también parte del ballet de folclore argentino en el centro argentino de “Dallas- Fort Worth” y participó en eventos como el “Chamber Music and Latin American Folk Dance”.


A partir de 2012 (en que volvió a su lugar natal), dicta clases particulares en su estudio “Marcela Catania” y en 2014 organizó su primer espectáculo como directora llamado “Mi elemento” en el teatro “El taller”. Generosa como pocas, la muestra de fin de año de diciembre pasado la elaboró en agradecimiento a los profesores “que le dejaron huella” en la carrera de licenciatura en Turismo que está por finalizar.


Prepara además profesionales para competencias nacionales y bailaores de tablaos interesados en interpretar sus creaciones.


Para ella el flamenco ha sido un cable a tierra, una “descarga”, un efecto terapéutico a través del zapateo y un equilibrio para disfrutar las alegrías y las tristezas que nos ofrece siempre la vida. Su gran referente ha sido el cantaor “Camarón de la Isla”, que vino a renovar el cante a fines de los años cincuenta. Y así, siguiendo a Camarón, Catania intenta prescindir del purismo y diferenciarse del flamenco gitano, propio del sur. Prefiere ir más allá, experimentar. También refiere a los maestros Yerbabuena, Alfonso Losa y María Juncal, esta última su maestra en Madrid y modelo de inspiración.


Ver a Marcela Catania bailar flamenco nos llena, nos impulsa a pensar en el empuje de la vida, en las ganas de hacer cosas, en la destreza del cuerpo. Nos retiramos de la sala repletos de energía. ¡Olé! SDA






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