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Esta es la triste crónica de la entrega de Óscar y algo más…

María Julieta Escayola


La noche aciaga

Algunos lectores desearán que ya no se hable más del Will Smith gate y que ya no se le dé más visibilidad a tamaño hecho de agresión.

Pero realmente considero que es necesario seguir haciéndolo, porque fue un acto tan brutal que merece que sigamos expresándonos y manifestando nuestras opiniones al respecto, en vistas también al nudo en la garganta que nos dejó esa noche aciaga y que merece desatarse.

Antes que nada, debo aclarar que en muchas ocasiones seré autorreferencial, aunque eso no corresponda. Pero me parece pertinente. Y nos alcanza a todos como sociedad.

Esa noche comenzó mal. Con una sucesión de hechos desubicados de parte de las anfitrionas de la ceremonia. Si bien se ha comentado que quien inició la agresión fue Chris Rock, siendo detallistas, deberé decir que la agresión comenzó con las tres presentadoras generales.

El primer momento ominoso se dio cuando las anfitrionas “confundieron” a Timothée Chalamet con J.K. Simmons, nominado a mejor actor de reparto por “Being the Ricardos”. Dirigiendo su mirada a Simmons, dijeron que Chalamet no se veía muy bien. Chalamet es un actor de 26 años talentoso y está de moda. Simmons tiene 67 años y una trayectoria impecable, que podría enseñar a más de uno el oficio. En ese instante la cámara enfocó a Simmons, quien les estaba diciendo “NO” con la cabeza a las anfitrionas. Ese “NO” duró bastante, y era un signo inequívoco que se estaba sintiendo mal ante la broma, que se repetía una y otra vez. Claro, ¿se imaginan a Simmons levantándose del asiento para abofetearlas a las tres? Hubiera estado mal, ¿verdad? De paso aprovecho para dejar abierto este tema del edadismo, que da lugar para que se hable en otro artículo porque es amplio y estaría interesante analizar a esa tribu que considera que la juventud es una virtud.

Este hecho que quedó olvidado totalmente, a mí ya me pareció horrendo. Además, con la gracia con la que lo hacían, el talento para poder sobrellevar un chiste así de arriesgado, era pésimo. No sólo no lo sabían hacer, sino que parecía más que un chiste, una ofensa en vivo y en directo. Algo como invocar la propia torpeza. Absurdo.

Las tres presentadoras (Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes) son actrices de dudosa trayectoria en cuestiones de talento, y de comedia (que supuestamente es su especialidad). A Hall la reconocí porque había estado en una de las películas de parodia “Scary Movie”, que ya sabemos que son filmadas sólo porque quedó un poco de rollo de cinta y nada más.

Y por supuesto así comenzaba todo. Se esperaba una noche de chistes guionados de pésima calidad y mal gusto. Sólo bastaba lo escatológico cual película de Adam Sandler.

Sí. Los chistes de los Óscar están supervisados, guionados y analizados por todo un equipo que se supone que es diestro en la materia. No sólo los elabora el cómico en cuestión, sino que los fiscalizan y los ensayan muchas veces.

Volviendo a la entrega, la misma continuó con el espantoso cacheo que Hall les hizo a los actores Josh Brolin y a Jason Momoa cuando iban a presentar un premio.

Uno puede estar en desacuerdo o no con la entrega de premios, con su parcialidad, su mediocridad, con que es aburrida, que sólo vale por su alfombra roja (nada más lejano, pero bueh!), que es sólo para yankees, lo que ustedes deseen. Pero si hay algo indudable es la enorme responsabilidad con la que cargan como difusora de mensajes, ejemplo a seguir y la construcción en teoría de una dimensión moral. ¿Por qué? ¿Porque está bien lo que ellos hacen? No, porque forma parte de los medios masivos de comunicación y cuya transmisión llega a todo el mundo.

Es por eso que, cuando se hace la tocación de Hall a los actores me pregunté...

¿Cuál es el mensaje que se quiere dar?

¿Que las mujeres haremos todo lo que nos hicieron y nos hacen durante siglos los hombres y ahora es nuestro turno de vengarnos?

Mmm… no, no es por ahí.

Momento vergonzoso.

El otro instante horrible fue (ya con el incidente Smith bajo nuestras retinas) el que protagonizó Schumer, para intentar superar la situación y “seguir haciéndose la graciosa”. Bajo la premisa de explicar al público que cuando una celebridad se retira por unos minutos, se sienta un extra, le pidió a la actriz Kirsten Dunst que se levantara del asiento. La dejó parada. Se sentó ella en su lugar. Se dirigió al actor Jesse Plemons que estaba sentado en la mesa y le empezó a hablar jocosamente, ignorando por completo a Dunst sin un remate del chiste o sentido alguno. Todavía me pregunto en qué parte era que había que reírse. Tanto Dunst como Plemons fueron compañeros de trabajo en “El poder del perro” y son compañeros en la vida personal. Así las cosas, Plemons, comportándose de la mejor manera que podía frente a la situación, le dijo que no era una suplente de sillas, sino su mujer, con la que estaba casado (y acá no queda otra que utilizar el pronombre posesivo, porque no se puede suplantar con otro). Lo dijo de la forma más tranquila y elegante que encontró. Y lo logró. Es decir que se pueden decir las cosas sin arranques de ira.

Todo quedó ahí. Nos quedamos así, con esa incomodidad de no saber cómo manejar las situaciones, con circunstancias que no tenían ton ni son y con un par de miradas perdidas.


El momento imposible

Apareció Chris Rock para presentar un premio. Antes, debía seguir con la coherencia bromista (¿?). Cuando le dijo un chiste a Bardem y “a su mujer” no quedaba otra que reír. Imagínense decirle nada más ni nada menos que a Penélope Cruz “la mujer de”. Ese ya es un chiste en sí mismo, que se ríe de sí mismo. La pareja Bardem- Cruz se comportó. Se ubicó en la palmera. Como debía ser, si al fin y al cabo la broma cae por vacuidad. Me imagino a los dos pensando “qué gilipollas este tipo”. Y listo. Eso era todo. Era todo lo que podía dar. No se le puede pedir más peras al olmo.

Así las cosas, después, Rock se dirigió al matrimonio estrellita, que ya pintaba ser el matrimonio mimado. Todo olía a que esa bazofia de actuación de Smith iba a ganar. De hecho, la ceremonia comenzó con las tenistas Williams presentando la primera canción que era la de la película “King Richard” por la que Smith estaba nominado. Cada tanto se los enfocaba. Estaban sentados en un lugar insuperable. Eran la monarquía del momento (King Richard. La historia del padre de las tenistas. No de las tenistas por ellas mismas. Ufff!). Pero lo que nunca me imaginé, que realmente se iban a creer que fueran la monarquía, y que Smith todavía seguía en el personaje del controversial padre de las Williams.

A Will Smith siempre lo han consentido, mimado, apreciado, inflado. Nos lo han metido hasta por las orejas. Siempre han querido que gane algo, que pase a la inmortalidad por alguna de sus “destrezas”. Pero su talento artístico es dudoso, aunque sí es buen relacionista público.

Se hizo popular con las taquilleras “Día de la independencia”, “Hombres de negro”. Ha cantado algo, ha estado en televisión y una vez golpeó a un periodista. Con la obsesión de quererlo posicionar como un gran actor, estuvo nominado por esa colección de memes que fue “En busca de la felicidad” y por otra película que anticiparía su gusto por las biopics: “Alí”.

Volvemos a esa noche. En un momento, Rock lanza el comentario:

-Jada, te amo. ¿Para cuándo "G.I. Jane 2?"


De qué se trata la película en cuestión

A la película “G.I. Jane” no la vi nunca. Pero como siempre he sido de ver muchos programas de cine, vi las entrevistas a los protagonistas y algunas escenas en su oportunidad. Creo que tuvo bastante aceptación del público, es decir fue taquillera. Y lo más interesante: fue dirigida por Ridley Scott.

Sí. Los directores son fundamentales a la hora de ver una película.

Parece que el filme relata la historia de una mujer (interpretada por Demi Moore) que decide entrar al Ejército. Y para ello necesita mucho entrenamiento. En el medio aparece el personaje que interpreta Viggo Mortensen, que no está de acuerdo en que ella forme parte del mismo, y le da demasiados desafíos y mayores a los del resto de los hombres. Y ella, toda golpeada, maltratada física y psicológicamente, emerge de las profundidades de todo ello y sale airosa.

Recuerdo una escena en el mar, creo, que él la muele a palos. La muele a palos, Y ella, espléndida, con su valentía y belleza, se la re contra banca.

¡Ah! Y acá el detalle (que me lo olvido siempre porque para mí es menor): para poder ingresar, debe raparse la cabeza.

Es decir, que cuando Rock lanza el comentario comentado, pensé que la estaba elogiando. Sí. Elogiando. Comparándola con Demi Moore, en vistas a todo lo que expliqué anteriormente.

Volviendo al momento, ella se manifestó con un gesto adusto, dejando entrever el malestar.

Ahí fue que me di cuenta que su pelo no era un peinado pensado por estética, sino que estaba sufriendo una enfermedad. Me enteré dos días después de sus problemas de salud, que la estaba pasando mal y que lo había publicado en Instagram. Pero hasta ese momento no sabía mucho de ella. No la sigo, no sé muy bien cuál es su trayectoria, no la tengo muy presente.

Y luego me di cuenta!, y en vistas a lo que pasaron los días posteriores, que parece que en el imaginario de esta sociedad, no se concibe jamás una mujer luciendo su cabeza rapada sino es que está pasando una sola situación posible: la de estar enferma.

Los hombres pueden tener todos los peinados que se imaginen: rapados, calvos, largos, teñidos, tatuados, de mil colores…

Las mujeres sólo podemos tener el pelo largo. Y teñido. Y ya más grandes, más corto. Y teñido.

Vuelvo a esa noche.

Ella expresó su malestar a través de su lenguaje corporal. De una forma ubicada y correcta. Nos lo hizo saber a los televidentes y a Rock, claro, que se sentía mal frente a sus palabras.

Aun así, me quedó un poco la duda de toda la situación. La noche venía incómoda en todo sentido, ¿por qué cambiaría ahora? Smith, al lado suyo, se estaba riendo. Le estaba dando validación a Rock.

Este matrimonio, ¿vive junto?

¿Acaso no sabe lo que le cae bien y lo que le cae mal?

¿No sabe Smith lo mal que la está pasando su wife? Bueh, en definitiva, no es algo que me tenga que interesar a mí.

Igualmente, no importaba lo que Smith sintiera, sino que era importante lo que ella sintiera. Para ella muy lejos estaba de ser un elogio. Y lo había dejado a Rock en off side, con una sonrisa de maníaco semi desdibujada y sin saber qué hacer, completamente descolocado.

Y AHÍ DEBIÓ HABER TERMINADO TODO.

Pero entonces, se produjo la tragedia.


El nefasto Will Smith

Wiil Smith se había reído del chiste hasta ese momento. Luego gira, ve la cara de su wife, y procede con brutalidad.

Luego del ya sabido cachetazo, seguí pensando que formaba parte de otra broma pesadísima de esas que este año habían guionado los Oscar.

Todo, absolutamente todo, en esta ceremonia, se ensaya. Forma parte de un gran guión para brindar un espectáculo perfecto (supuestamente). Si bien ha habido sorpresas, todo es planificado. No se ensayan las caídas, claro, como la de Jenniffer Lawrence, ni tampoco la aparición del señor desnudo detrás de David Niven (aunque es raro porque hay mucha seguridad). Excepto algunos casos que han escapado a la rigurosa mirada de la Academia, no hay mucho lugar a la improvisación.

Es por ello que en este caso también pensé que era ensayado.

Pero luego (todo se sucedía en cuestión de segundos), Smith, no contento con su violenta reacción, empezó a soltar los improperios que ya sabemos, exigiendo que sacara de la boca de Rock el nombre de su wife.

Ahí fue que me di cuenta que nada había sido planeado desde el momento en que Rock hizo su aparición, por la cara de la actriz Lupita Nyong’o. Recién fue en ese momento en que supe que lo que estaba viendo se había ido al diablo y había excedido del control de la organización.

Y todos en nuestras casas tuvimos que ver semejante situación VIOLENTA, PAYASESCA, ESPANTOSA y HORRIBLE, en un lugar donde supuestamente se congregan todos artistas. Que se supone que los artistas son los que abogan por la paz, la armonía. Que son los críticos de la sociedad, que incomodan con la palabra, la imagen, el sonido o el diseño. Pero jamás con actos lesivos. Artistas que se supone que saben gestionar sus emociones.

Acá se rompió el acuerdo entre actores. Es por eso que, manteniendo el control, Rock le vuelve a decir y a explicar, totalmente atónito:

- Pero si es un chiste de GI Jane.

Y el otro nefasto volviendo a insultar a grito limpio.

¿Qué pasó con los guionistas?

¿Cómo no sabían de la existencia de la enfermedad y el mal momento que estaba pasando la wife de Smith?

¿Cómo se les pasó ese dato no menor, que hacía que una broma pasara a ser un acto de crueldad?

Algo no me cierra, aún hoy.

La Academia, formada por todos los artistas allí presentes, votan, acuerdan, opinan, hacen lobby para ganar, son expertos en RRPP. Y la organización debe estar más que atenta.

Vuelvo a lo mismo. A la emisión la ven en todo el mundo.

¿Acaso querían lograr este resultado?

El año anterior habían tenido el peor rating de la historia.

¿Lo hicieron adrede?

¿Querían jugarle una mala pasada a los Smith?

¿Fue Chris Rock un chivo expiatorio?

¿Se viene un nuevo Código Hays, ahora ampliado y extendido a ceremonias de entregas de premios, bajo la justificación de “no se dicen ciertas cosas”?

Ojo.

En otro artículo tal vez tenga ganas de explicar qué fue el Código Hays.

¿Qué hubiera pasado, si hubiese estado Ricky Gervais como presentador o anfitrión?

¿Se hubiese declarado la tercera guerra mundial en el lugar menos pensado? Es cierto que como comediante es infinitamente superior a todos los presentes ese día, pero a la hora del humor, lo suyo sí que es humor negro a morir.

A morir.

Y acá no fue todo, sino que la cosa, que no podía empeorar más, siguió su curso violento.

Esperé pacientemente que la organización hiciera algo respecto lo ocurrido: detuviera la ceremonia, repudiara en vivo el hecho (no por redes sociales), lo invitara a retirarse a Smith (últimas noticias afirman que le dijeron que se fuera de la sala, pero se negó), y que llegada la entrega del Óscar al mejor actor, si él ganaba, salieran a invalidar el premio.

Nada de eso ocurrió. Todo siguió mecánicamente y sin ningún tipo de explicaciones. Hasta los intérpretes en español se preguntaban lo mismo que yo. En un momento, se les quedó el micrófono abierto y salieron las siguientes palabras:

- Entonces fue en serio.

- Sí, claro.

Cuando ganó, como si nada pasara, se mandó un discurso que sólo lo hace un delirante, un necio, un loco. Más incomprensión. Seguí esperando a que pasara algo. Nada.

“El amor te hace hacer locuras”.

No, Smith. Eso es de tóxicos (mínimo). Y paro acá.

“Dios me ha enviado a defender a mi familia.” O algo así.

No, Smith. Dios no te mandó a hacer nada. La familia se cuida, no se defiende. Se protege desde el amor, la ternura, no desde las patadas.

Las propias hermanas Williams lo miraban horrorizadas. Y eso que han tenido por figura paterna a un señor de dudosos métodos de crianza.

Como Will Smith, con dudosas dotes de actuación. Sus películas, de dudoso virtuosismo. Su música, de dudoso talento. Todo dudoso.

Pero eso sí. Tengo la certeza. La película “King Richard” es una verdadera bazofia. Y la actuación de Smith… penosa. Me di cuenta que se premió a un hombre que lo único que hizo fue encorvarse y tratar de fruncir el ceño. Y con eso ya era un gran actor. Sobreactuado también.

Durante el discurso, la wife de Smith AVALÓ todo, asintiendo a lo que él decía. AVALÓ la violencia y lo besó tiernamente, como quien besa a un cavernícola que viene de matar a un mamut. Horrible todo. Por eso le decimos en este artículo, la wife de Smith.

Porque todo lo que sé de ella es por lo que expresó esa noche. Sé que se sintió mal por lo que dijo Rock. Sé que le gusta todo lo que hizo Smith esa noche. En otro video que anda circulando se aprecia cuando ella se ríe en el momento de la bofetada. Le gusta que Smith le diga my wife. Le gusta que un hombre golpee a otro.

¿Qué hubiera pasado si Chris Rock continuaba la escalada de violencia y se trenzaba con Smith?

¿Por qué la reacción desproporcionada de Smith?

¿Sintió que ese debía ser su rol? ¿El de machito tóxico? ¿Y por qué?

Está mal, está todo mal.


La violencia de Smith

Cuando se dice que las palabras ocasionan daño como si fueran golpizas, se está tratando de concientizar a la población de que existe la violencia psicológica. Pero no es correcto decir que un cachetazo sólo dura unos minutos y se va. TAMBIÉN QUEDA EL TRAUMA.

Es mil veces peor la violencia simbólica en la vida real, que la de Rock, en el contexto de un espectáculo público guionado y en que está involucrada la libertad de expresión.

No. La libertad de expresión no significa decir lo que se me venga a la mente. Involucra medios de comunicación.

La violencia simbólica, por el contrario, se da todos los días con los comentarios sobre los cuerpos, sobre las enfermedades y MUCHO peor cuando la víctima no se entera y se comenta a espaldas de ella.

La violencia simbólica es peor que lo que hizo Rock. Se da en el trabajo, lo hace el vecino, el conocido, el familiar. Se da en el asado del domingo, entre risitas e ironías. Y que si se hace un comentario de defensa, el perpetrador se hace el ofendido. Pero por un rato. Para volver y seguir con su retahíla violenta y agresiva. Imperceptible. Pero presente. Y posiblemente quienes se rasguen las vestiduras en las redes sociales sean los mismos violentos en la vida cotidiana.

El problema no es Rock. El problema es el día a día difícil de observar.

Pero, en cambio, el problema SÍ es Smith.

En una escala de violencia, y en el supuesto de asumir que Rock cometió violencia simbólica, podríamos graficarla de la siguiente manera:



¿Se ve ahora la DESPROPORCIÓN entre lo cometido por Smith respecto de lo de Rock?

Y si aún no fuera suficiente para entender, suponiendo que es lo mismo tanto lo de Rock como lo de Smith, debo decir que la ley del Talión ya no está vigente en nuestra sociedad. El ojo por ojo provoca un retraso en las sociedades que quieren avanzar. El diente por diente hay que dejarlo para niños menores a 6 años.

- Me pegaste.

- Vos empezaste primero, buaaah.

Y si aún no se entiende, y usted es mujer, y le gusta que un hombre salga a defenderla, hay otras formas para hacerlo. Fíjese en este video, en que se da una situación similar, sólo que la broma es pregunta y la reacción es PALABRA. Esta sería la forma más recomendable:



¿Se aprecia el cambio?

Últimas noticias informan que Smith renunció a la Academia. Seguimos esperando que el premio se invalide. Ese sería el mensaje correcto.


Finalmente se termina…

Todas las caras mustias. Los presentadores y quienes recibieron premios cada vez más robotizados, pidiendo con sus rostros que se terminara el momento de una vez y para siempre. Toda esa vibra traspasaba la pantalla.

¿Alguien se acuerda quién ganó el Oscar por el que Rock estaba en el escenario?

Era por el mejor documental. Pero a los ganadores se les empañó la noche. De hecho quien habló por micrófono expresó que se sentía muy abrumado y que no podía seguir hablando.

A los minutos del suceso, uno de los momentos que habían sido preparados para ser de los más emotivos, se vio totalmente empañado. Francis Ford Coppola, Al Pacino y Robert De Niro se hacían presente en el escenario a raíz del 50° aniversario de “El padrino”, la película que inició la trilogía y que quizás sea la más perfecta que se haya filmado jamás. Y estas leyendas vivas, estos íconos del cine grande, estaban siendo difuminadas por una acción que parecía más de un pandillero que de un actor aspirante a un Óscar.

La noche ya estaba hecha trizas.

Finalmente, vi a Liza Minelli y a Lady Gaga entregar el premio a mejor película.

Habían invitado a Minelli porque también se cumplía 50 años de la película “Cabaret”, otra de las más perfectas que pudieran haberse hecho.

Pero ahí yo ya estaba espantada. Vi a Liza Minelli, semejante talento, semejante bailarina y profesional en tal grado de vulnerabilidad que me pregunté:

¿Era necesario invitarla, a riesgo de no cuidarla?

¿No hubiera sido mejor preservar su imagen?

No importa, porque acá apareció la verdadera figura del que cuida. Lady Gaga remontó lo irremontable y se cargó bajo sus hombros la última entrega del último premio y cuidó a Liza como ninguno de la Academia lo había hecho. Y no había planificación alguna, lo tenía que hacer en vivo y en directo.

Ya veo la forma en que algunos hombres protegen “a lo tradicional” a SUS mujeres.

Y ya veo la forma en que gestionan el cuidado las mujeres, haciendo que una noche imposible se torne un poco luminosa.

Ya me queda claro todo.

No me hace falta sacar más conclusiones.

Este artículo debió haber hablado de la preciosura que es la película "CODA", y que todos debemos aprender lengua de señas y cómo el humor salva. Porque la película es una comedia. Con el humor del bueno. Justo en el año en que se puso en el banquillo al humor.

Porque cuando pasas situaciones límites, no te va a salvar ni un posteo por redes sociales, ni escandalizarte por la nada, ni siquiera la compasión. En situaciones límites, pero bien límites, sólo te salva el humor, que empieza siempre por uno mismo. SDA



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